martes, 2 de agosto de 2011

Me necesitas, lo sabemos.

Mira, he hecho más de mil cosas por ella, me deberá muchisimo dinero, muchas sonrisas y muchos abrazos. Es una mimada y caprichosa, una hija de papá. SIEMPRE tiene que salirse con la suya. Siempre le he apoyado y estado con ella pero nunca me lo agradece. Siempre se ha comportado como si yo no estuviera en su vida. Sé que probablemente no me merece, pero somos amigas y, lo tengo claro, porque no puede vivir sin mi.

¿Qué eres exactmente?

No sé, pero a veces hay cosas que pasan porque sí y no tienen solución. Quizá sea culpa nuestra o quizá no, pero, el caso es que pasan. No podemos remediarlas. No tienen arreglo. ¿O tal vez si? Quien sabe. Nadie sabe. Será el destino o tal vez el karma. ¿Qué tiene que ver el karma en estropear una amistad? Algo más que no sé. ¿Y si le he perdido por siempre? Y si no volvemos a hablar, a vernos, a reír, a llorar, ha hacer mil tonterías, fumar, botellones, fiestas, noches, mañanas, buenos y malos momentos... No quieres, no puedes dejar que pase todo eso, no puedes perder a alguien así porque si y dormir por las noches, debes poner empeño, debes luchar y averiguar, debes seguir. ¿Y si esa persona parece que no quiere poner solución? Entonces, tal vez, no sea una amiga.