Después de lo mucho que le he echado de menos, después de noches en vela, después de esperar y esperar, después de llorar sin recibir nada por ello... "¡Plin!" Sonó mi BlackBerry y ahí estaba su nombre, en el chat del tuenti, con su bolita verde y unas pocas estúpidas palabras sin sentido. No le di importancia, sabía que no debía hacerme ilusiones pero... Desde entonces, al menos una vez a la semana, se vuelve a repetir esa misma sucesión, esa cadena de conversaciones y locuras, fuera de lugar, sin explicación alguna, sin un por qué de motivo, sin sentido, sin preocupación, sin quererlo, sin prisa... Con calma, con sonrisas, con un millón de ganas, con dudas, demasiadas dudas en la cabeza, preguntas sin respuestas, palabras sin rumbo... También lo suelo ver, esa sonrisa, su piel tan delicada, tan bonito. Una vez cada dos semanas, sin quererlo, queriéndolo, que se yo. A veces son encuentros casuales, a veces es lo que queremos. Todo a su tiempo, con mucha calma, con delicadez, y sobretodo con amor. Nadie sabe nada, nadie pregunta, nadie nos mira, ni nos escuchan. Tampoco nos leen. Quizás alguna amiga, algún amigo. Quizás sea el momento... Porque nunca le he olvidado, siempre supe que era él, y mi corazón dió un vuelco en aquel momento. Algo a lo que ahora soy "adicta".