lunes, 26 de septiembre de 2011

Que más da las piedras que hayan.

Bueno, puede que no siempre se aprenda de los errores. Pero creo que soy yo la que no aprende. Me he equivocado mil veces y siempre vuelvo a tropezar con la misma piedra, cuando mi madre me dice "¡abrígate que hace frío!", cuando me dicen que estudie o que haga los deberes, que coja el móvil o que no me gaste todo el dinero. Que no llegue tarde o que no llegue pronto. Pero siempre acabo dejándome la chaqueta por ahí tirada, prefiero estudiar el último día y arriesgarme a echarlo todo a perder, siempre me quedo sin batería. Cuando estoy orgullosa de haberme guardado de dinero, acabo viendo algo que me llama la atención. 
Cuando me dicen que sonría, que no llore, que mire al cruzar y que no pague a la gente con la misma moneda, que tenga a mis amigos cerca y a los enemigos más aun. Y sobretodo, me han dicho mil veces que aprenda a amar, que no siempre me conviene la persona que más creo que quiero, que me enamoro muy deprisa, y luego para olvidar, me cuesta el triple. Que nada es lo que parece, asique no te enamores de lo que ves por fuera, porque luego alomejor por dentro es todo lo contrario.